Señor, cuando mi cuerpo se deshaga en la tierra,
Señor, cuando me quede descuadernado el pecho
al igual que la barca que ha encallado en la arena
tras que fue atormentada por la furia del tiempo.
¿Te acercarás descalzo hasta mi álgida huesa
por la orilla que linda con la Tierra y el Cielo,
y alzarás en tus manos mi desnuda cabeza
como a gris caracola en que sopla tu Verbo?
1 comentario:
Nadie nos socorre ...olvidate!
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