jueves, 17 de julio de 2008

El Gorrión

______________Experiencia_____________


Hoy me despertó el canto de un pájaro. Esto ocurre con frecuencia, pero el trino de esta mañana no era como los que ya conozco, sino mucho más musical, más prolongado, más perfecto.
Me quedé inmóvil con los ojos cerrados escuchándolo atentamente, y era como oír la cuerda de un arpa, y pensaba: "¿quién puso esa armonía inmensa en un ser tan pequeño? Es como si cupiera el mar en una gota de agua"... E imaginaba el peso de su cuerpo en mi mano, que es como tener en la palma un puñado de plumas y nada más... ¿Cómo es que puede caber toda la armonía del universo en ese pecho frágil?... Es tan extraño como decir que la hoja de un árbol nos puede recitar la historia del Génesis, o que los postigos de mi ventana pueden largarse a entonar un Coral de Bach.
Gracias a este hecho ínfimo, comencé el día con optimismo y vigor nuevos. Y en vez de ponerme a leer, como hago cada mañana, me fui a caminar por una senda de álamos, despreocupado y feliz, en paz con mi alma y el Universo.
Después de oír esa música matutina, ¿quién necesita leer las pruebas de la existencia de Dios de Tomás de Aquino, o los libros medicinales de los sabios?

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