Dos aves carpinteras tiene Cristo clavadas en sus manos,
¿que nadie puede verlo?, y otra mas en sus pies,
y otra en su pecho. De su sangre mesiánica brotaron
empujando los clavos del madero hacia el negro vacío.
Hermanas en oficio del que creó los árboles y el vuelo,
tanto golpear los troncos y las ramas, siglo tras siglo,
en bosques de monástico silencio, les abrió Dios al fin
las cuatro llagas del árbol más perfecto.
Por ellas entrarán hasta la savia de todos los secretos
traspasando la mística corteza del Hijo de los Hombres
lacerado. Por ellas entrarán las profetizas aladas
y certeras, del torvo martilleo del Calvario.
Y serán las primeras. Por la tarde, cuando el cielo del
mundo se oscurezca, las almas de recién resucitados
buscarán en las llagas una puerta... ¿Que nadie podrá verlo?
Cien aves carpinteras tendrá Cristo clavadas en su carne.
*
¿que nadie puede verlo?, y otra mas en sus pies,
y otra en su pecho. De su sangre mesiánica brotaron
empujando los clavos del madero hacia el negro vacío.
Hermanas en oficio del que creó los árboles y el vuelo,
tanto golpear los troncos y las ramas, siglo tras siglo,
en bosques de monástico silencio, les abrió Dios al fin
las cuatro llagas del árbol más perfecto.
Por ellas entrarán hasta la savia de todos los secretos
traspasando la mística corteza del Hijo de los Hombres
lacerado. Por ellas entrarán las profetizas aladas
y certeras, del torvo martilleo del Calvario.
Y serán las primeras. Por la tarde, cuando el cielo del
mundo se oscurezca, las almas de recién resucitados
buscarán en las llagas una puerta... ¿Que nadie podrá verlo?
Cien aves carpinteras tendrá Cristo clavadas en su carne.
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