Se desplaza rozando los bordes del espacio,
la curva línea íntima del tiempo
por la que orbita en calma y extasiado
un rosario de lunas de silencio.
Un rosario de lunas que desgrana la mano
del alma descarnada de mi cuerpo...
Se desplaza rozando los bordes del espacio
el astro de una música en desvelo.
Me vuelvo penitente, me ciño negra túnica,
un halo es la tonsura de mi cráneo,
y ya espeja la esfera mi pupila.
Y se acerca y me adentro, despojado,
en su masa sidérea, e indivisa,
en la que un alma cabe vuelta canto.
*
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