jueves, 17 de julio de 2008

ALTAMIRA


Rojo espejo priero de la sangre
donde se mira al fin el Universo
y dice ¡soy! con verbo troglodítico.
La voz se hizo materia, se hizo carne,
y la estrella conoce su portento,
su muerte el buey, su corazón el alce,
y el bisonte su forma y arquetipo,
la línea elemental de su concepto
trazada por su artífice en el aire
de un primer pensamiento, y un latido.

Antro de la memoria de la especie.
Aquí el sol de una mano piensa y arde,
ilumina la sombra con sus rayos
y la cueva es un cielo malherido.
He aquí el instrumento de la idea
que forjará los cinco continentes.
He aquí la matriz de la caricia,
y el molde de la última palabra
de la víctima infausta del destino.
He aquí la verdad: Amor y Muerte.






La historia es esta roca socavada
por el espacio oceánico. Aquí anidó
hace siglos un imposible náufrago:
¡el hombre! Con la astilla del tiempo
atravesada en su costado tibio.
Aquí la piedra hízose plegaria,
y hambre, y Dios, y vida,
y el amor ensayó su primer danza
al borde milenario del instinto.
Que impere aquí un silencio sacrosanto
En el templo y taller de este recinto
en que posó su pie de blanda arcilla
la Humanidad descalza.

*

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